QUE PIENSA LA PAREJA DE BAYLY?

Navegando por ahí me encontré con una entrevista que le hacen a la pareja de Jaime Bayly.
Muchos manejamos el nombre de su pareja que es Luis Corbacho.
Dentro de lo que dice Luis en esta entrevista se refiere a nuestra sociedad.Aquí se las doy a conocer para que opinen:

Entrevista al periodista y escritor Luis Corbacho

“Quiero demostrar que puedo publicar otra novela más allá de Jaime”
No había salido del armario con su familia, pero su romance con Jaime Bayly se ventiló en los medios y no le dejó opción. Escribió “Mi amado Mister B”, donde cuenta la historia con todos los detalles. La publicó primero por Planeta Chile y ahora la reeditó en España por Egalés. Luis Corbacho es editor egresado de la UBA, periodista y escritor, y en estos días está terminando su segunda novela.
Por Bruno Bimbi, para Revista Imperio
¿Qué te dijeron tus familiares cuando leyeron “Mi amado Mister B”?
Es un tema tabú, no se habla. Mi papá no la leyó; de hecho yo tampoco fui y le dije “papá, tengo una novela”, porque siempre me dio vergüenza. La primera que la compró y la leyó fue mi abuela.
Me imagino lo que te habrá dicho, con las cosas que decís sobre sus amigas…
Dijo: “Ay, qué pena mis amigas, me hiciste quedar mal con ellas”, pero no le importó mucho. Mi mamá la leyó recién un año después. Dijo: “Qué horror las partes de sexo, las pasé de largo porque no podía… pero está muy bien escrita”. Igualmente, mi familia no se interesa mucho por mi carrera periodística, ni por mi carrera literaria.
Leyendo tu novela me preguntaba si, una vez que estuvo impresa, no te arrepentiste de contar ciertas cosas…
¡No! Esa actitud no sirve para escribir. Por suerte, cuando escribo no me doy cuenta de las consecuencias, y después es demasiado tarde. Tampoco me arrepiento de que haya sexo explícito y que se exploren cuestiones de la sexualidad gay, porque hay cosas de las que no se habla y me parece que es bueno contarlas. El que no quiera leerla por eso, que no la lea.
¿Tu familia se enteró del libro cuando ya estaba publicado o les contaste antes?
Ellos sabían que me iba a Miami, pero creían que iba como corresponsal de una revista, no sabían que me iba con Jaime. Mi hermana sabía la verdad y le terminó contando a mi mamá. ¡Se armó todo un escándalo! Al final, me fui igual y terminé la novela allá. Ellos estaban contentos porque conseguí trabajo en la revista Vogue. Sabían que además estaba escribiendo un libro, pero no sabían de qué trataba, porque yo no quise contarles… hasta que me hicieron una nota en el Sí de Clarín. Ahí se enteraron bien de qué era y se espantaron. Además, tanto mi abuela como mis tíos se enteraron que yo era gay por esa nota de Clarín.
¿Cómo viviste la experiencia de editar una novela, por un sello internacional como Planeta, a los 26 años?
Al principio, tenía un poco más de expectativas, sobre todo cuando vi todo el aparato de Planeta que me llevaba de gira. No caía, pero estaba convencido de que me había cambiado la vida. Daba notas en un montón de revistas y diarios, sobre todo de América Latina. Pero después me empecé a cansar de hablar siempre de lo mismo. La fantasía estuvo buena.
¿Estás escribiendo otra novela?
Sí.
¿Es de ficción?
Es de ficción, pero con hechos de la realidad. No es una crónica periodística, es una novela. Pero toma un montón de hechos reales.
¿Podés adelantarnos algo?
Es una historia familiar. Es totalmente diferente a la anterior: está escrita en tercera persona, muy tranquila, no tiene sexo, no es gay. Es como una novela de Isabel Allende, bastante femenina. Mi hermana se enfermó de cáncer, está bastante mal, y empecé a escribir sobre cómo afectaba todo eso a la familia. Empecé a contarlo como si fuera un diario: qué pasó tal día, qué pasó tal otro, y después le incorporé recuerdos de la infancia y otras cosas.
Debe ser incómodo que todos te pregunten por Jaime Bayly más que por tu trabajo como escritor.
Sí, totalmente.
Sin embargo, vos lo provocaste…
Sí, claro. No puedo decir: “Ay, yo no quiero hablar de Jaime”. Por eso, esta nueva novela es como una venganza: es taparle la boca a un montón de gente, sobre todo en Chile y Perú, que me dio con un caño.
Recién decías que la segunda novela no es gay. ¿A “Mi amado Mister B” la clasificarías como una novela de temática gay?
Sí, aunque, en realidad, no debería existir la “temática gay”. Si es una novela de amor, debería considerarse una novela romántica como cualquier otra. Pero en la sociedad en la que vivimos, te guste o no, salir de clóset es un fenómeno. Si mi novela hubiera sido sobre una chica que se enamora de un escritor, hubiera perdido muchos condimentos que tiene. Entonces, no puedo pretender que no se clasifique así. De hecho, la colección de la editorial Egalés por la que se editó ahora en España se llama “Salir del armario”.
¿Leés novelas de temática gay?
Muchas veces, una novela o un artículo en una revista se publica sólo por ser de temática gay, pero es malo el artículo, es mala la revista o es mala la novela. Por eso, lo que me interesa es que la novela que voy a leer sea buena. Claro que si es buena y es gay puede ser un doble incentivo, porque además de divertirte leyéndola, te identificás.
Si tuvieras que elegir autores que influenciaron tu trabajo o los tomás como referentes, ¿a quiénes podrías mencionar?
Cuando descubrí a David Leavitt, leí todos sus libros, y me encantaron. Me gusta, sobre todo, cómo maneja la relación de un gay con su familia y los problemas familiares en general. Pero, en la forma de escribir, me gusta mucho más Manuel Puig, a quien descubrí después. Me gusta cómo se mete en la piel de las mujeres, cómo las hace hablar, y la forma en la que incorpora todo ese costumbrismo argentino que otros autores no tienen.
Hace un rato hablábamos de la salida del armario. La tuya fue bastante mediática… Tu familia no sabía nada y de repente salió en las revistas tu relación con Jaime Bayly. ¿Cómo te imaginás que hubiese sido tu salida del armario si no lo hubieras conocido?
Si hubiese sido normal (se ríe)… tal vez nunca habría pasado. Yo salí del armario sin elegir, fue algo obligatorio. Ya había salido con dos chicos, y al menos desde los veintidós años lo tenía clarísimo, pero venía evadiendo el tema. De hecho, hay mucha gente que nunca sale. Todos lo saben, pero no lo dicen formalmente. En mi casa nunca nadie habla de nada, así que tal vez lo habrían sabido y no me habrían preguntado si tenía novia, pero no habríamos hablado directamente del tema. Mis papás son del estilo de no hablar y dejar que las cosas pasen.
En tu novela contás una anécdota de cuando se lo dijiste a tus amigos de San Isidro, que no lo tomaron tan bien… ¿Leyeron el libro? ¿Los seguís viendo?
Los veo siempre, y la relación es bárbara. Ellos vienen de familias muy conservadoras, íbamos todos a un colegio religioso, el grupo es sólo de varones y es lo más conservador que uno se podría imaginar. Pero reaccionaron muy bien. Leyeron el libro, y ahora se matan de risa conmigo…
¿Cómo ves, en los últimos años, la maduración de la sociedad argentina respecto de la cuestión gay?
Me parece que estamos muy bien en comparación con otros países. Cuando vas afuera, te das cuenta. Por ejemplo, en comparación con Chile, Perú o Estados Unidos, estamos mucho mejor, y somos el país más avanzado de América Latina. Pero todavía faltan muchos derechos…
¿Cómo ves el debate que se está empezando a dar en la Argentina luego de la ley de matrimonio en España?
Lo ideal sería que sea como España. No es que quiera casarme de blanco, ni hacer la fiesta pero, actualmente, esto me afecta de manera legal por mi relación con Jaime. Como somos de diferentes países, está el tema de ciudadanía. Me parece injusto porque, si estuviéramos casados, podría vivir legalmente con él en Estados Unidos. Yo tengo que estar negociando visas y haciendo malabares para ser legal allá. Él tiene la doble ciudadanía, así que podríamos casarnos y no habría ningún problema. Incluso él, cuando viene acá, a veces tiene que salir del país porque, como no es argentino, tiene un tiempo de permanencia máximo. Lo ideal sería que, como cualquier pareja heterosexual, el pudiese venir acá y quedarse el tiempo que quiera, y yo pudiese ir a Estados Unidos y quedarme todo el tiempo que quiera; pero no podemos. A otras personas les afectan otras cosas, como no poder compartir la obra social o no poder ver a su pareja cuando está internada, que es algo que, si no te pasa, no te das cuenta. Y está el tema de los hijos…
Yo no sé en qué le molesta a los grupos religiosos que se apruebe el matrimonio, no sé en qué puede perjudicarlos, es una estupidez total. Pero creo que no estamos como en Chile o en Perú, al final se va a aprobar. Si hoy hacés una encuesta, la mayoría te va a decir: “Bueno, que se casen”.
Con respecto a los hijos, algunos tienen prejuicios, dicen: “¿Cómo va a haber dos padres?”. Yo te puedo decir, en lo personal, que la relación que tengo con las hijas de Jaime es super normal: ellas saben todo, vamos juntos de vacaciones, todo bien. Son dos chicas de once y trece años, y hace más de cuatro que estamos en pareja con Jaime. No hay ningún conflicto. Además, hay un montón de estudios en todo el mundo que muestran que los hijos de dos madres lesbianas o dos padres gay son igual de felices que los demás y reciben mucho amor.

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